La música
le sirve al niño para conocer mejor su esquema corporal, y de esta forma le
ayuda a encontrarse bien con su propio cuerpo y a desarrollar mejor la
motricidad. Si a la música le unimos la relajación, además de lo anteriormente
expuesto, también conseguiremos favorecer el equilibrio tónico emocional,
liberar tensiones, disminuir la hipertonía...
Una relajación puede constar de tres fases o momentos que son:
- Fase de
contracción mental (imaginar con ayuda de la música algo que invite a la
serenidad).
- Fase de
trabajo de distensión neuro – muscular.
- Fase de
regreso.
Para
trabajar con niños de infantil tenemos que tener en cuenta que ellos aún no son
capaces de mantenerse concentrados en una actividad durante un largo periodo de
tiempo, por ello es necesario que las sesiones sean muy cortas.
Estas
sesiones pueden ir centradas en la percepción del propio cuerpo, muy
especialmente en los estados de contracción y relajación, así como sobre el
dominio del control tónico.
Cuando se practican sesiones de relajación, se aconseja que
el lugar donde se realicen los ejercicios sea tranquilo, que la indumentaria permita libertad de
movimiento, que evite fuentes de
distracción, colchonetas amortiguadoras...
Gracias al
carácter globalizador de la música, ésta se convierte en un recurso muy
apropiado en la educación infantil y a través de ella podemos trabajar una
infinidad de contenidos.
Por último,
aquí dejo una serie de títulos de música clásica muy adecuados para trabajar la
relajación en educación infantil.
- Preludio de Parsifal
(Wagner)
- Suite nº 3 en re menor
(Bach)
- Sinfónica del nuevo mundo
(Dvorak)
- Preludio de Lohegrin
(Wagner)
- Sinfonía pastoral
(Beethoven)
- El Adagio (Albinoni)
-Aria “La muerte de Tristán e
Isolda” (Wagner)
- Coro de los esclavos de
Nabuco (Verdi)